martes, 9 de diciembre de 2008

¡Cuidado con las vacaciones!

Claudia Campos. MHS

Cuando llega la época de las vacaciones, muchas parejas logran romper con su rutina de vida y de pareja. ¿Qué será lo que sucede en ese breve período del año? ¿Qué diferencias se establecen con la vida sexual de los meses anteriores? ¿Coincide acaso con las variaciones climáticas?

Todas estas inquietudes son importantes para que las parejas tomen conciencia de aquellas cosas distintas que les permiten disfrutar plenamente del encuentro amoroso o por el contrario, de aquellas que les inhiben el placer.

Todo el mundo sabe que el estrés en la vida cotidiana limita y afecta la calidad de vida de la pareja y que, cuando éste desaparece, mejora la calidad de las relaciones. Es por ello que durante las vacaciones aumenta el interés sexual, la frecuencia y el placer de parejas cuya relación es buena, pero sin oportunidades de intimidad.

Para otros, sin embargo, las vacaciones no son propiamente un paraíso, sino, por el contrario, agudizan las distancias y lo que es peor, demuestran que aunque se elija el lugar más caribeño, las cosas no cambian.
Nada hay más patético que contemplar a una pareja tratando de jugar una ficción de segunda luna de miel y añorando sentir la pasión de hace algunos años. Cuando se llega a ese estado, tal vez resultaría mejor tomar vacaciones por separado y abrir una ventana a una situación sofocante.

En diciembre las vacaciones están cerca, y con ello, si la situación económica lo permite, llega el momento de elegir a donde ir. No sobra hacerse algunas reflexiones antes de tomar la decisión.
En primer lugar pregúntese ¿qué es lo que busca? : descanso, diversión, vida en familia, reencuentro de la pareja, activar una vida sexual o romance. Porque si lo que busca es reencuentro, intimidad y sexo, es poco probable que tenga éxito si las vacaciones incluyen a todo el grupo familiar, abuela, nana y perro. En este caso tal vez resulte mejor dividir las vacaciones, el primero –aunque sea breve- destinado a la pareja; el segundo para la familia.

Toda pareja necesita, para realimentarse, de espacios propios. Sin nadie a su alrededor, ni hijos ni familia ni amigos ni televisor. Claro que esta propuesta tiene un riesgo, puede ser que se den cuenta, al estar solos, que ya no tienen mucho que compartir. Pero esa conciencia, en definitiva, también es un logro, porque muestra que más que preocuparse de las vacaciones, deben preocuparse y hacer algo por su relación de pareja.
Claudia Campos. Psicóloga Clínica. Master en Sexualidad Humana y Pareja

lunes, 1 de diciembre de 2008

Auxilio! Llegaron las fiestas de fin de año

Claudia Campos. MHS
La gran mayoría de las personas creen que cuando se acercan las fiestas de fin de año, todo es paz, amor y alegría; pero la realidad para algunos es otra. Ya que la temporada de fin de año es época de gran tensión y conflictos.
Agregar a la rutina diaria demasiadas actividades adicionales presenta un gran reto para la salud física y emocional de cualquiera. En particular, para muchas parejas, estas fiestas pueden terminar en grandes conflictos y peleas. Por lo general los motivos que ponen en peligro la aparente calma de la época dicembrina tienen que ver con:
.Los problemas económicos; ya que la gran mayoría de las parejas se sienten tensas ante los “excesivos y obligados” gastos de la época.
.Conflictos con la familia de origen de uno de los miembros de la pareja; para muchos decir con quien pasar las fiestas es motivo de graves conflictos ya que los resentimientos del pasado salen a flote y las “preferencias” igual.
.Las fiestas laborales de fin de año; cuando alguno de los miembros de la pareja o ambos acuden a sus fiestas de fin de año, por lo general las llegadas tarde a casa hace que el fantasma de la infidelidad y por ende de los celos ronde en navidad.
.Y por ultimo entre las carreras de las compras, la preparación de la cena y las visitas que llegan; el personaje olvidado de toda esta faena es la propia pareja. Quedando como resultado de todas estas fiestas, un resentimiento enorme, una gran tensión y muchos reclamos por hacer.
Por fortuna hay cosas que podemos hacer para vencer el estrés de la época y evitar que la llegada de la navidad sea un horror. Tenga en cuenta que:
.Es una época para estar de fiesta, no un castigo. Así que tome las cosas con calma y alegría.
.El diálogo resuelve las diferencias, hable con su pareja acerca de las expectativas de esta época, de sus temores y trate de llegar a un acuerdo de cómo van a manejar la situación.
.Involucre más a su pareja en actividades como la compra de los regalos, la cena, la decoración de casa, etc.
.Sea realista al programar sus actividades; no siempre se presentan las condiciones ideales.
.Tenga en cuenta que las personas no cambian de carácter por ser la época dicembrina y pueden presentarse los problemas “de siempre”.
.Identifique de antemano situaciones que fácilmente ponen a prueba sus cabales, pues el riesgo de perderlos puede ser mayor en esta época.
.Evite tratar de lidiar con la tensión refugiándose en costumbres nocivas como fumar, beber bebidas alcohólicas o comer en exceso.
.Desarrolle técnicas positivas para mantener la calma, como la relajación, el ejercicio y fomentar el sentido del humor.
El ejercicio es una de las mejores maneras de reducir la tensión y hasta puede ayudar a evitar la depresión que sufren muchos en esta época. El ejercicio aumenta la sensación de bienestar, reduce la tristeza y ansiedad, y contribuye a dormir bien. Es muy importante que se asegure de hacer ejercicio a pesar de tener el calendario lleno de actividades este fin de año.
Sabemos que el camino del amor no es fácil, pero no le agregue una carga adicional en estos días; hay maneras de evitar el estrés propio de la época y darle un “nuevo aire” a su relación. Sólo es cuestión de poner en marcha el ingenio y la imaginación y darse permiso para vivir unas fiestas inolvidables.
Claudia Campos. Psicóloga Clínica. Master en Sexualidad Humana y Pareja

miércoles, 19 de noviembre de 2008

!Cuidado Con La Depresion Invernal!

Claudia Campos. MHS
Para algunas personas los meses de otoño e invierno son sinónimo de cansancio, desánimo y aumento de peso a medida que los días se acortan y hay menos luz solar.
¿La razón? : “depresión invernal”.
Sin embargo muchas personas culpan de esto a la época dicembrina, a la nostalgia, la ausencia de familiares y los recuerdos de la infancia. Y aunque estos factores pueden contribuir a la tristeza y el desanimo, el trastorno afectivo de estación (TAE) es algo mas que el recuerdo o la añoranza.
El TAE es generalmente una enfermedad estacional crónica, que se caracteriza por episodios recurrentes de depresión en ciertos meses del año que alternan con períodos de estado de ánimo normal el resto del año. Generalmente las personas afectadas con este trastorno, se deprimen durante el otoño y el invierno y se sienten mejor durante la primavera y el verano. Por eso no es raro ver que la mayoría de las personas al llegar la primavera se sientan más vitales, realicen más actividad física, bajen de peso con dietas más livianas y vean aumentados sus deseos de realizar actividades al aire libre. Por el contrario, cuando los días de invierno tienen menos horas de luz solar y baja la temperatura las personas tienden a comer mas, a subir de peso y a tener menos deseos de realizar actividad física.

El dormir demasiado, antojos de carbohidratos y aumento de peso son algunas señales de este trastorno, acompañadas de las características usuales de la depresión, especialmente, una disminución en el apetito sexual, desesperanza, aislamiento social y en algunos casos pensamientos suicidas.
Estos trastornos depresivos, no pueden concebirse como resultado de una causa única, ya que afecta diferentes factores: biológicos, genéticos y psicosociales. En particular se relacionan con los neurotransmisores (sustancias químicas que transmiten los impulsos nerviosos) principalmente el conocido como melatonina, que trabaja con ayuda de la luz solar, deja de hacerlo al ciento por ciento cuando ésta disminuye; por lo que un día corto en luz o nublado contribuye a la baja en el estado de ánimo.
La buena noticia es que la gran mayoría de las personas con este trastorno responden muy bien a la terapia de luz y/o farmacológica. De allí la importancia de una buena evaluación y que un profesional de la salud mental haga un diagnóstico de TAE, ya que existe tratamiento que alivia los síntomas y hacen que esta época del año no se convierta en una pesadilla.
Claudia Campos. Psicóloga Clínica. Master en Sexualidad Humana y Pareja

jueves, 30 de octubre de 2008

Autoerotismo: De la confusión a la claridad

Claudia Campos. MHS

Pocos comportamientos sexuales han estado rodeados de tantas distorsiones, desconocimiento, miedos y prohibiciones como el autoerotismo o masturbación.
Para algunas personas el hecho de abordar este tema les resulta inadecuado o inclusive consideran que puede ser dañino. Pero la verdad es que para casi ninguna persona, la masturbación es un hecho ajeno a sus vidas.
Ya sea porque forma parte de las experiencias juveniles, las que algunos parecen no recordar, o es ahora una vivencia personal o motivo de preocupación frente a la educación de los hijos o simplemente porque sé esta confundido y es preferible no pensar.
Comencemos por decir que el autoerotismo, en un sentido amplio se refiere al fenómeno de emociones sexuales producidas sin ningún estimulo externo, proveniente de otra persona. Las fantasías y los sueños con contenido sexual, las sensaciones sexuales producidas por la contemplación de ciertos objetos, entre otros, se consideran autoerotismo.
La masturbación es la forma más frecuente y estudiada de autoerotismo, tanto que para muchas personas es su sinónimo; y ya que para algunas personas resulta más cómodo y conveniente hablar de autoerotismo, hoy en día se habla de ellos como uno solo.
Se denomina autoerotismo - masturbación a la estimulación de los órganos sexuales con el objeto de obtener placer, inducido por uno mismo y sin que otra persona este involucrada físicamente.
El autoerotismo visto como una forma de dialogo y de comunicación de nuestro cuerpo sexual con nosotros mismos; es una forma de aprendizaje, conocimiento y reconocimiento del placer sexual. Practicarlo o no es una decisión íntima y personal, donde no debería tener lugar la prohibición, ni la imposición de los demás.
La práctica del autoerotismo puede estar presente en todas las etapas de nuestro ciclo vital, desde la infancia, hasta la vejez; pero es más frecuente en la adolescencia. En la infancia y la niñez el autoerotismo tiene una connotación diferente, ya que se practica por puro placer sensual, sin connotaciones sexuales.
En la adolescencia, con el aumento de la producción hormonal, los deseos sexuales, se hacen más evidentes. Una manera de satisfacerlos y liberar la tensión que producen es la masturbación. Sin embargo muchos jóvenes y adultos aún sienten el temor y la culpa producidas por el peso de las tradiciones basadas en mitos y falsas creencias.
Por eso aclarar dudas, brindar información veraz y objetiva sobre lo que representa el autoerotismo como parte del desarrollo psicosexual, permite reforzar la autoestima y entender que la conducta sexual personal debe responder a valores, conciencia y necesidades propias, ajenas a presiones externas.
Claudia Campos. Psicóloga Clínica. Master en Sexualidad Humana y Pareja

martes, 14 de octubre de 2008

¿Eres Adicto al sexo?

Claudia Campos.MHS

¿Cuánto sexo es demasiado? ¿Dónde situamos el límite entre lo normal y la adicción? Realmente son preguntas complejas y difíciles de responder, ya que determinar en que momento el apetito sexual saludable se convierte en adicción exige tener una clara línea divisoria entre lo normal y anormal de la sexualidad.
No obstante lo que si debemos tener presente es que la sexualidad forma parte natural del ser humano, pero cuando el sexo se convierte en una verdadera obsesión que tiene un profundo efecto en la vida cotidiana de la persona (trabajo, relaciones de pareja, relaciones sociales, relaciones familiares, etc.) y es causa de una profunda ansiedad acompañada de sentimientos de culpa y de arrepentimiento, es cuando podemos empezar a hablar de una adicción al sexo.
Para las personas adictas sexuales, la preocupación por el sexo esta mas allá de su control; el sexo dirige sus vidas... y también las arruina. Repiten compulsivamente las mismas acciones, aun conscientes de los muchos peligros que corren al ser dominados por sus instintos sexuales.
Algunas características comunes a las personas adictas al sexo son:
• Cuando están en la búsqueda de aventuras amorosas, ningún riesgo importa para ellos, solo la necesidad imperiosa de obtener satisfacción sexual inmediata.
• La adicción tiene poco que ver con la frecuencia de la actividad sexual, es más un problema de control: la vida de estas personas esta totalmente dominada por el sexo.
• El perfil típico del sexoadicto no se limita a las relaciones múltiples de tipo heterosexual u homosexual. Incluye además otro tipo de comportamientos igualmente adictivos tales como la masturbación compulsiva, el abuso de pornografía, prostitución, líneas eróticas o Internet.

En general no es la frecuencia, sino la calidad del sexo, lo que separa al adicto sexual de las personas que son sexualmente equilibradas. Es precisamente esa diferencia sutil lo que provoca infinidad de confusiones en la población.
Independientemente de cual sea la causa, el objetivo del tratamiento no persigue que la persona renuncie completamente a las relaciones sexuales. Se trata de reconducir el comportamiento hacia unos niveles y unas pautas tales que reduzcan la angustia y la culpabilidad tan frecuentes en los sexoadictos y que su actitud hacia el sexo sea más equilibrada y positiva.
Claudia Campos. Psicologa Clinica. Master en Sexualidad Humana y Pareja

lunes, 6 de octubre de 2008

Cuidado con los enemigos de tu relación!

Claudia Campos. MHS

Cuando comenzamos una relación amorosa todo es maravilloso, todo es color de rosa, pero con el paso del tiempo las cosas cambian y tenemos que hacer frente a las dificultades y los problemas.

Si bien es cierto que todas las parejas pasan en algún momento de su relación por situaciones de crisis. Lo importante en esos momentos es afrontarlas y superarlas actuando con madurez y asumiendo los vaivenes de la relación como algo normal que ocurre en todas las relaciones pero que hay que tratar de solucionar.

Ante las dificultades, no debemos caer en el abandono de la pareja ni dejar que las cosas se solucionen solas. Es importante una actitud activa y hacer todo lo posible por salir de esa situación, averiguando cuáles son los motivos que la provocaron y procurar que no vuelva a ocurrir.

Para que una relación sea sólida debe estar basada en el amor, confianza, respeto y comunicación. De esta forma, aunque no va a estar exenta de dificultades será más fácil superar todos lo obstáculos que se puedan presentar, pues se apoya en los pilares básicos de una relación afectiva.

Cuando la relación avanza y vemos a nuestra pareja en una dimensión más real sin el apasionamiento del comienzo, es cuando somos más vulnerables y estamos más indefensos ante los principales enemigos de toda relación.
Estos enemigos son, entre otros, la falta de comunicación y la rutina.

La Comunicación
La falta de comunicación es uno de los principales problemas con los que se puede encontrar cualquier pareja y que incluso puede llegar a destruir la mejor relación.

Podemos amar mucho a nuestra pareja, pero si no sabemos transmitirle lo que pensamos y sentimos, lo más probable es que la relación fracase. Tenemos que saber expresar nuestros sentimientos y tratar de conocer los de la otra persona. Para ello es fundamental saber escuchar y mostrar atención e interés por todo lo que a ella concierne.

Muchas veces la falta de comunicación se produce por falta de tiempo o por cansancio.
En ese caso, se debería fijar un momento al día para poder conversar con la pareja, un momento donde nada ni nadie los interrumpa, pueden ser solo unos pocos minutos, pero que no existan excusas para no hacerlo.

La rutina
A veces, con el paso del tiempo, las parejas se ven envueltas en la rutina y el aburrimiento. La rutina es uno de los mayores enemigos de cualquier relación que hay que vencer, evitando en todo momento perder la alegría y la ilusión por nuestra pareja y manteniendo siempre deseos de estar con ella y de realizar juntos actividades que nos diviertan y nos entretengan y, compartiendo momentos de diversión y de ocio.
Debemos tratar de sorprender, de vez en cuando, a nuestra pareja con detalles y con nuevas ideas con la intención de evitar caer en la monotonía y el abandono.
El amor que sentimos por nuestra pareja y la creatividad, pueden ser las mejores armas para luchar contra estos enemigos.

Claudia Campos. Psicóloga Clínica. Master en Sexualidad Humana y Pareja.

lunes, 29 de septiembre de 2008

¿Mentiras Piadosas?

Claudia Campos.MHS

A veces pensamos que en nuestra relación de pareja hay cosas que convienen callar. Otras veces creemos que lo mejor es ir de frente y hablar con la verdad. Saber cual es el límite de la sinceridad en cuestiones de amor, es algo que solo la comunicación entre una pareja y sus acuerdos lo puede determinar. A pesar de que a veces creemos que hay cosas que es mejor nunca decir a nuestra pareja, debemos ser conscientes que la mentira es el primer obstáculo en la comunicación, pues genera distancias, enfría la relación, provocan recelos y desconfianza.
Por lo general, las famosas mentiras piadosas y la conocida frase “no se lo digo porque lo voy a lastimar”, se generan de las promesas que se hacen las parejas. Promesas como: “nunca voy a mirar a nadie que no seas tú”, “siempre te voy a amar”, que a menudo suelen ser difíciles de cumplir en la vida diaria de las personas. Por ello, la mejor promesa que puede existir en una pareja es la sinceridad, pues la verdad fortalece el vínculo y el amor.
Igualmente una buena solución para evitar caer en las “mentiras piadosas” puede ser crear reglas y acuerdos dentro de la relación. Llegar a un acuerdo acerca de las libertades y concesiones que cada uno necesita para sentirse bien. Si las reglas están claras, la mentira se reducirá considerablemente, y hasta puede llegar a desaparecer. Lo importante es que estas reglas se establezcan desde la intimidad de la pareja; en estos casos; terceras personas no deben intervenir ya que guiarse por los juicios o valores externos puede llevar al fracaso. Sólo la verdad trae libertad, y para esto, es necesario que exista un diálogo sincero, basado en la confianza de que hay un otro ante el cual es posible abrir el corazón, mirarse a los ojos y confiar.
El desafío no es sencillo, pero vale la pena intentarlo. La verdad, aunque resulte amarga al principio, siempre es dulce al final.

Claudia Campos.Psicóloga Clínica.Master en Sexualidad Humana y Pareja

miércoles, 23 de julio de 2008

HOMOSEXUALIDAD:De la Tolerancia al Respeto

Claudia Campos.MHS

Hablar acerca de la homosexualidad para muchas personas, es todavía un misterio y un tabú. Pero este tema, prohibido hasta hace muy poco tiempo, es hoy motivo de estudio, investigación y discusiones académicas así como de presentaciones literarias, teatrales, cinematográficas y televisivas, que con frecuencia muestran e inducen a la tolerancia y a la comprensión de esta conducta en muchas personas de nuestra sociedad.
Esta nueva actitud, sin juicios de valor, abre una esperanza al entendimiento, al respeto por la diferencia entre los seres humanos y estimula así una convivencia más armoniosa y en paz.
Sabemos que como muchos temas acerca de la sexualidad, hablar sin miedo, sin recelo de la homosexualidad, no es una tarea fácil y lleva tiempo. Tiempo para educarse acerca del tema, para despejar los mitos y falsas creencias que aún en la actualidad existen con respecto a la homosexualidad.
Comencemos por tener claro que la orientación sexual de una persona se define de acuerdo a su preferencia o atracción sexual y afectiva por personas ya sea de su mismo sexo, de otro sexo o de ambos, y puede incluir o no contacto genital.
Cuando la orientación sexual esta dirigida hacia personas del mismo sexo, estamos hablando de homosexuales. Y esto no tiene porque presentarse a confusión con la identidad sexual de la persona, pues la persona se siente a gusto con su sexo biológico (hombre o mujer) que tiene y no desea cambiarlo.
Igualmente saber que hace ya cerca de 25 años, la Organización Mundial de la Salud retiro la homosexualidad de la lista de las enfermedades mentales, y que esta comprobado que ser homosexual no es una conducta patológica, ni una enfermedad, es un buen comienzo para comenzar a entender y respetar la orientación sexual de quienes nos rodean.
Porque aunque la actitud de nuestra sociedad, especialmente entre los jóvenes, ha cambiado hacia una mayor tolerancia, todavía los homosexuales siguen constituyendo una minoría que tienen que afrontar prejuicios sociales, religiosos, legales y en muchos casos laborales. Lo ideal seria esperar que en el futuro se de una actitud más comprensiva, de acuerdo con el amor y el respeto que merecemos todos los seres humanos.
Claudia Campos. Psicóloga Clínica. Master en Sexualidad Humana y Pareja.

Fantasías Sexuales: De la monotonía a la creatividad

Claudia Campos. MHS
Muchas parejas con el paso del tiempo ven apagarse por momentos la pasión, el fuego de los primeros años de su relación y convierten sus aproximaciones sexuales en algo “rutinario” y carente de emoción. Esto no tiene nada que ver con el amor que puede seguir desarrollándose y ser más intenso de lo que era en los comienzos. Es solo que pasa el tiempo y lo que era novedad ya no lo es y si sumamos la rutina del trabajo; la crianza de los hijos/as y el mantenimiento de la casa, no hay romanticismo ni pasión sexual que resistan tanta presión. Es ahí donde la aparición y el mantenimiento de las fantasías pueden ser una interesante manera de recuperar el erotismo. Muchas parejas recurren a sus fantasías sexuales como parte del juego erótico de su relación, ya que varias investigaciones han comprobado que fantasear puede contribuir al éxito de la experiencia sexual. Razón por la cual muchas veces las fantasías sexuales son utilizadas en el tratamiento de las disfunciones sexuales.
Es cierto que en el pasado hablar de Fantasías Sexuales era considerado un síntoma de un grave trastorno, la gente se horrorizaba o consideraba enferma cualquier persona hombre o mujer que se atreviera a hablar sobre sus fantasías. Aun en la actualidad muchos hombres y mujeres no se atreven a contarle a sus parejas sus sueños y fantasías porque han oído que este comportamiento es anormal por lo cual se sienten mentalmente trastornadas, culpables, avergonzadas y con temor a ser rechazadas.
Entender que las fantasías sexuales forman parte de la creatividad e imaginación de una persona y que estas pueden ser compartidas o no con nuestro compañero/a es muy importante para la vida sexual de la pareja, ya que compartir fantasías puede ser muy excitante para algunas parejas y enfriar la relación para otras.
Que son y para que tener fantasías?
Las fantasías sexuales son producto de la imaginación y creatividad de las personas y que todos somos capaces de crear y tener si así lo deseamos y desarrollamos. La mayoría de la gente tiene fantasías sexuales que sirven para una variedad de funciones y que pueden despertar varias reacciones. Pueden ser usadas de muy diversas formas: invitan a la masturbación, aumentan el deseo sexual, a veces se utilizan para facilitar el orgasmo, liberándonos de preocupaciones y miedos. A través de ellas podemos realizar actividades "prohibidas" sin tener que participar realmente en ellas. Dejarse llevar por las fantasías es una forma de ampliar la experiencia sexual sin correr ningún riesgo. Tener fantasías, incluso durante el coito, no es extraño, ni indica que necesariamente existan problemas en la relación.
El contenido de una fantasía sexual varia desde la simple imagen de una persona desnuda, hasta otras más elaboradas basadas en la seducción, islas desiertas, rescates heroicos, orgías, actividades homosexuales; pueden expresar un deseo sexual o provocarlo. Igualmente pueden ser placenteras o desagradables, estimulantes o no, realizables o imposibles. La gran mayoría de las veces estas historias eróticas visualizan imágenes sexuales, ya sea con la persona de la cual se esta enamorado, con alguien que es difícil de alcanzar o representan una experiencia prohibida.
La gran mayoría de las personas dejan volar su imaginación y piensan cosas que en la realidad no se atreverían a hacer. La fantasía y el deseo sexual a veces pueden aparecer juntos y ser el motor que enciende la escena sexual. Pero también se ha comprobado que la gente con bajo deseo sexual, tiene pocas fantasías sexuales y muchas veces se benefician usando y construyendo fantasías de manera positiva. La verdad es que hombres y mujeres sanos y normales gozan con las fantasías sexuales, no solo como base para excitarse o autoestimularse, sino durante el contacto sexual con otra persona. Lo importante es que si estas son vistas como parte de la creatividad de la pareja, como algo divertido y no como una amenaza a la relación, pueden llegar a resultar interesantes, excitantes y beneficiar la relación.
Dra. Claudia Campos. Psicóloga Clínica. Master en Sexualidad Humana y Pareja.

¿Como decir no sin ofender a la pareja?

Claudia Campos. MHS

En el diario vivir de una pareja son muchas las circunstancias y factores que hacen que por momentos se sienta la monotonía y el bajo deseo sexual en cualquiera de los miembros de la pareja. Sin embargo decir NO a los requerimientos sexuales del otro en muchas ocasiones resulta angustiante para la persona que no desea tener una relación sexual.
Esto es particularmente valido en el caso de las mujeres, ya que muchas crecieron en hogares donde la única educación e información que se daba por parte de las madres o abuelas era, que para ser una excelente esposa y compañera se debía complacer al marido cada vez que este lo quisiera, no importando si se deseaba o no.
No obstante es inevitable que se presenten momentos en los que alguno de los dos no esta de animo para acceder a las iniciativas sexuales de su pareja.
Es importante diferenciar entre los ocasionales “no” y las permanentes negativas. Decir que no se esta dispuesto para el sexo, en una ocasión, no tiene por qué generar culpa o pena, si se comunica de manera adecuada y amorosa a la pareja, evitando ofenderla o hacerla sentir rechazada o no amada. Lo primero es tratar de identificar la razón de la negativa, puede ser que no deseemos un contacto sexual por: cansancio, preocupación, mal humor por algo en particular, indispuesta físicamente o incomoda por el sitio o la hora.
Después de identificada la razón comuníquesela a su pareja, pues esto le puede ayudar a entender que no es algo personal. Y si además le expresa los sentimientos positivos que él le inspira, lo ayudara a manejar la situación. Dígale lo mucho que lo ama, o lo buen amante que es. Sea generosa con estas expresiones. Puede mostrarse cariñosa y especial, consentirlo, hablarle de cosas agradables y sugerirle otra oportunidad posterior para tener una relación sexual en mejores condiciones.
Finalmente, si realmente hay un problema por el cual usted se esta negando permanentemente, es mejor admitirlo y abordarlo que seguir evadiéndolo. Si su desinterés sexual se debe a algo que la tiene molesta de él, o de la propia relación sexual o de pareja, es mejor enfrentarlo para poder buscar una solución, ocultarlo lo único que logra es que su relación se deteriore cada vez más y que entre ustedes surjan resentimientos y heridas difíciles de cerrar.

Dra. Claudia Campos. Psicóloga Clínica. Master en Sexualidad Humana y Pareja.

¿Por que me enamoro siempre del hombre equivocado?

Claudia Campos. MHS
Esta es una pregunta que seguramente Usted se ha hecho o ha oído decir a alguien cercano. Y en realidad, es que muchas mujeres suelen tropezar varias veces con la misma piedra cuando de amor se trata. Cuando esto sucede es necesario hacer un alto y analizar por qué se cometen siempre los mismos errores.
Por ejemplo si usted permanece atada a una relación que no la hace feliz porque no quiere enfrentar otro fracaso en su vida y sigue "tratando de que funcione" lo único que esta logrando es perpetuar un ciclo que cada vez le hace mas daño, ya que mientras más se esfuerza por llevar adelante la relación, más difícil se hace abandonarla. Pues a medida que el ciclo continúa usted se hace más dependiente, al punto que su identidad queda entremezclada con la de su pareja. Y es tan así, que la ruptura la advierte como la pérdida de una parte de usted misma. Esta es exactamente la razón por la cual muchas personas siguen atadas a relaciones abusivas.
Y la explicación es sencilla: la baja autoestima nubla su juicio al momento de escoger una pareja y luego, el hecho de no querer admitir que fue un error, a seguir con la relación. Posteriormente se ve obligada a racionalizar por qué sigue unida a ese hombre que no la satisface, y la única explicación que puede darse es que es lo único que merece. Su autoconcepto sigue así disminuyendo hasta el punto que siente que lo único que le queda es esta espantosa unión de pareja y que sencillamente no puede llegar a perder hasta eso en la vida. Si no se encuentra feliz consigo mismo, entonces atrae a un hombre que la hará sentir aún más infeliz. En otras palabras, el mensaje que envía es la respuesta que recibe.
Una regla de oro en este sentido es "quiérase más y los otros responderán con la misma moneda". Mientras mejor se sienta con usted misma, habrá más personas que se sientan atraídas por usted.

Claudia Campos. Psicóloga Clínica. Master en Sexualidad Humana y Pareja.

miércoles, 4 de junio de 2008

AUXILIO! No quiero perder mi libertad

Claudia Campos. MHS

El temor a perder la libertad, se presenta como uno de los principales impedimentos para formar una pareja en la actualidad. La responsabilidad, de llevar adelante una relación tanto para los hombres como para las mujeres, los lleva casi al pánico, los paraliza, hasta el punto que prefieren dar por terminada la relación, antes que continuar pensando en establecer una relación formal. Pero, ¿Qué se esconde detrás de ese miedo, cuál es la libertad que se pierde? Y es que hasta hace unos años todo era más fácil, se llegaba al casamiento y todos sabían los pasos a seguir. El hombre al trabajo, la mujer en la casa; luego la llegada de los hijos, la educación y… Así transcurría la vida en pareja.
Pero todo ese mundo predecible quedo atrás, dejó de funcionar, las formas de amor que vivieron nuestros abuelos y/o padres cambiaron. Las parejas de ahora no son como las de antes. Hoy en día, muchos matrimonios deciden no tener hijos. Muchas mujeres deciden tener hijos, solas. La gran mayoría de mujeres trabajan igual o más que los hombres. Muchos padres que se divorcian deciden hacerse cargo de sus hijos. Las mujeres salen solas con sus amigas. Los hombres con sus amigos. Son muchas las formas de relación que existen.
Entonces ¿por qué el miedo?, si la relación, la libertad, puede abordarse de múltiples maneras. O será que la verdadera razón es el miedo a la responsabilidad y no necesariamente la económica; miedo a la responsabilidad del amor, a la lealtad, a la solidaridad. O miedo al fracaso en una sociedad donde se valora el éxito y el triunfo.
Y es que si de antemano estamos sintiendo temor a que la relación deje de ser lo que fue en sus comienzos, seguramente esa relación fracasara. Pero si logramos entender que las personas estamos en constante cambio y que la necesidad de las personas es en un momento de sus vidas de una manera y con los años de otra; esto hará que perdamos el miedo y aceptemos que cuando uno cambia, cambia la relación.

jueves, 15 de mayo de 2008

¿Es normal lo que nos pasa? Etapas en pareja

Claudia Campos. MHS
Las personas experimentamos distintas emociones, sensaciones y situaciones en las diversas etapas de la vida. La pareja, como cualquier sistema vivo cambia permanentemente y evoluciona. Por eso las parejas pueden vivir ciclos más cortos o más largos. Pueden durar un día o toda una vida. Y no es igual cuando nace que en la mitad del ciclo, o al final del mismo.
Las parejas pueden formarse respondiendo a distintos tipos de motivación y en diferentes etapas de la vida de las personas. Aunque los motivos para unirse en pareja son diferentes para cada persona, podríamos decir que aun la motivación fundamental es el amor (el enamoramiento) y un proyecto de vida en común.
Podríamos decir que hay un ciclo de vida de una pareja basada en el enamoramiento, en las siguientes etapas:
EL FLECHAZO. Es un instante de deslumbramiento, el momento en el que se produce el chispazo, se descubre “la química”. Aunque no conozcamos al otro, proyectamos en él nuestras ilusiones, deseos y fantasías. Nuestra imaginación vuela y no necesariamente coincide con la realidad. Es el momento del imán, la atracción inexplicable hacia el otro, ese “no-sé-qué” que nos gusta. Nuestra sexualidad y el deseo también acompañan estos vuelos imaginativos. Sentimos mariposas en el estómago ante la inminente presencia de nuestro objeto del deseo, escalofríos, sudor, excitación, nerviosismo y ansias por el contacto físico. Dura aproximadamente 2 meses.
ENAMORAMIENTO. Es la etapa de la pasión amorosa. Dura más que la etapa anterior (aproximadamente 6 meses). Es una fuente de energía e intimidad. Nos vamos conociendo, pasamos mucho tiempo juntos, fluctúan ilusiones y desilusiones, justamente a raíz del proceso de irnos conociendo y saber cómo es el otro de verdad. Comenzamos a pensar en “nosotros”, y a tener la necesidad de proyectos compartidos. En esta etapa la sexualidad está a flor de piel, muy activa, suele haber contacto sexual corporal, genital y coital permanente.
FORMACIÓN DE ESTABILIDAD. Se descubren las posibilidades y límites de la relación, aprendemos a compartir y a conocer a quien nos acompaña. Es una etapa difícil, de adaptación mutua, en la cual el proyecto es consolidar el “nosotros” y aprender a crecer de a dos. Desde el punto de vista sexual, vamos conociendo qué nos gusta del otro; la relación sexual se va estabilizando y muchas veces disminuye un poco en frecuencia, pero no necesariamente en intensidad. El grado de intimidad se incrementa por el aumento de la confianza y el conocimiento mutuos.
AFIRMACIÓN. En etapa se produce el aprendizaje de la convivencia. Hay que aprender a negociar, a compartir roles, a aceptar las diferencias, a resolver las dificultades y conflictos. Se produce también una lucha por el poder, peleamos a ver quién tiene la razón, quién se somete y quién es sometido. Es el momento de la formación de la familia, con la llegada de los hijos, lo cual genera un cambio (la primera crisis vital importante y universal) en el sistema familiar formado antes solamente por los integrantes de la pareja. Ahora, hay que adaptarse a los nuevos roles parentales, donde los hijos se interponen y se modifica la intimidad en la pareja. La sexualidad se condiciona a la presencia de los hijos, tenemos que esperar que se duerman o se vayan a otro lado, o dejarlos con alguien para “escaparnos” a estar solos. Los niveles de expresividad sexual deben cambiar para adaptarse a la nueva situación.
LA MITAD DE LA VIDA. Se produce aproximadamente entre los 35 y los 50 años de vida de las personas. En esta etapa nos encontramos en medio de la crisis de pareja con nuestras crisis personales relacionadas e interactuando con las de nuestros hijos (adolescentes), nuestros padres (en su tercera edad) lo cual en ocasiones puede llegar a generar una gran crisis familiar. Es una etapa difícil, de replanteos y de balances personales y conyugales. Solemos pensar qué proyectos cumplimos y cuáles no. Desde el punto de vista sexual hay rutinas, muchas veces falta de comunicación. Y en ocasiones no encontramos en el otro la posible satisfacción de nuestras cambiantes necesidades. Se necesita fortalecer la autoestima y puede buscarse fuera de la pareja lo que no se encuentra en ella. Es por esto que en esta etapa es cuando se producen en general los mayores índices de infidelidad. Si no prestamos suficiente atención a la satisfacción de necesidades mutuas, puede ser una fase dolorosa.
MADUREZ Y VEJEZ. En este momento, los hijos ya son grandes, se van de la casa y los integrantes de la pareja se quedan nuevamente solos. Se produce en este momento otra de las grandes crisis evolutivas universales en la pareja. ¿Qué sucede con la intimidad, la sexualidad y el amor? Pueden producirse dos situaciones extremas. En una, se genera un reencuentro: los integrantes de la pareja nos volvemos a encontrar (“volvemos a ser novios”) y si está todo bien, nos re-elegimos, nos conquistamos nuevamente y re-vivimos juntos situaciones de plenitud (irse de viaje, compartir paseos, estar solos de nuevo), con un resurgimiento sexual que puede ser tanto genital como afectivo. También si nos lo permitimos, hay una liberación en el goce de la sexualidad porque ya no existen barreras como la posibilidad de un embarazo, ni la presencia de otras personas (por ejemplo, los hijos) que inhiben la expresividad sexual. En el segundo caso, puede suceder que se hayan producido crisis accidentales o de cualquier otro tipo y los miembros de la pareja se sienten como dos extraños. No se reconocen ni encuentran de dónde sostenerse para mantener la relación y entonces puede producirse la ruptura.

Cada pareja es un mundo. Nos pasan cosas distintas, en momentos diferentes, pero en algunos casos hay coincidencias y situaciones más o menos universales. La clave está en reconocerlas y aceptarlas para cambiar aquellas que podemos y convivir lo más pacífica y serenamente con las que no pueden modificarse.

jueves, 8 de mayo de 2008

¿No hay tiempo para el amor?

Claudia Campos. MHS

Muchas parejas se quejan de que “ya no tienen tiempo para hacer el amor”, y la excusa que dan es que “sus actividades los mantienen demasiado ocupados”. En casos como éstos, ambos miembros de la pareja deben escoger determinados momentos para disfrutar la intimidad... ¡a pesar de todo!.
Aunque pueda parecer algo bastante calculado y frío el reservar ratos para el sexo, es una medida efectiva que resuelve una situación de alejamiento inconsciente que se produce en muchas parejas. Más que una obligación, al encuentro sexual así programado se le puede dar la importancia de una “cita” romántica. Y bajo ninguna circunstancia –exceptuando una situación de emergencia- se puede permitir que factores ajenos interrumpan esa sita preestablecida. Este método ofrecerá un aliciente para disfrutar más del encuentro sexual cuando éste se produzca.
Aunque muchas parejas no lo reconocen, algunas veces lo que ellos ven como “problemas sexuales” no se trata de otra cosa que de un caso de incompatibilidad de horarios. Si a usted le gusta acostarse temprano mientras su compañero se queda viendo la televisión hasta altas horas de la noche, lo normal es que surjan problemas en sus relaciones íntimas. Es preciso reconocer esto de manera que ambos puedan hacer los ajustes correspondientes, sincronizarse, y así disfrutar de una vida sexual más satisfactoria... y activa.
Tampoco haga el amor con el reloj en la mano, contando los minutos. Infinidad de parejas que tienen demasiadas obligaciones sociales se ven en la necesidad de medir el tiempo que dedican a hacer el amor. Ya sea porque tienen que asistir a un evento determinado, llegar a una cita de negocios, o levantarse muy temprano al otro día, reduciendo así su vida íntima a un período de tiempo marcado estrictamente por el reloj.
En algunas situaciones, esta es la única manera en las parejas pueden tener relaciones sexuales, pero por lo general no resultan gratas. No permita que usted y su pareja se conviertan en esclavos del reloj. Con la prisa rara vez se disfruta a plenitud de la relación sexual, y con el tiempo la intimidad llega a deteriorarse por completo.

jueves, 24 de abril de 2008

Tus orgasmos y los de el...

Claudia Campos. MHS


Muchas parejas aún persisten en la búsqueda de lo que ellas creen es el ideal de una excelente relación sexual. Ya que consideran que ser compatibles como pareja en el plano sexual es la búsqueda del Orgasmo simultaneo.
Vivimos tan condicionados por un modelo sexual de reciprocidad, que cualquier otra cosa resulta artificial y no satisfactoria. De allí que hombres y mujeres crean que obtener un orgasmo al mismo tiempo que su pareja es la máxima expresión de su realización como amantes.
Si miramos la respuesta fisiológica de hombres y mujeres para lograr un orgasmo, podemos entender mejor este concepto. Los hombres tienden a excitarse más fácil y rápido. Las mujeres en cambio necesitamos un tiempo bastante mayor de estimulación. Por eso lograr la simultaneidad no es tan fácil en ocasiones. Es maravilloso cuando sucede pero en realidad no ocurre todas las veces. Se necesita tiempo, conocimiento y entrenamiento para lograrlo.
Hablo de tiempo, pues muchas parejas solo con el paso de los años, aprenden a lograr un orgasmo simultáneo y para otras es imposible lograrlo, sin que por ello su relación sea menos excitante y placentera.
Conocimiento, ya que aprender a conocer el cuerpo de la pareja, sus sensaciones y reacciones ante los diferentes estímulos, es de vital importancia para lograr una adecuada excitación y un orgasmo.
Entrenamiento, una de las maneras de irse “entrenando” es a través del juego; tomando turnos es un buen ejemplo, uno será primero el dador y el otro el receptor, intercambiando luego los papeles.
Así cada uno puede recibir y disfrutar todas aquellas caricias que le resulten placenteras, tomándose su tiempo para disfrutar de su propio placer, convirtiendo este juego en una profunda y enriquecedora experiencia. Igualmente una forma de ayudar a nuestro compañero sexual para que se demore en alcanzar el orgasmo es detenerse ya sea cambiando de posición o de lugar cuando ambos estén excitados y reanudar las caricias una vez se hayan “enfriado”. Ya que el orgasmo simultaneo ocurre cuando un hombre reduce un poco su velocidad y la mujer acelera de manera que ambos se encuentren en el medio.
Es importante recordar que los orgasmos simultáneos constituyen la excepción y no la regla, el problema comienza cuando se convierte en la única meta de la pareja y le restamos importancia y posibilidades a las múltiples opciones placenteras de la interacción amorosa; ya que la relación se convierte en cronometrar tiempos en lugar de brindar y recibir afecto y placer.

La rutina enemiga del amor

Claudia Campos. MHS.

Un día tras otro vivido de la misma forma, el hecho de cumplir siempre con los mismos horarios y costumbres, puede transformar su vida de pareja en una relación sin vida y aburrida.
Y es que el trabajo de la casa, las dobles jornadas de trabajo, los hijos e hijas, los compromisos laborales y todas esas actividades que enfrentamos cada día, hacen que caigamos en una rutina diaria, que sin darnos cuenta trasladamos a nuestra vida conyugal. Y definitivamente hasta la pasión más grande acaba aniquilada por la monotonía, el desinterés y el aburrimiento.
Es verdad que el camino del amor no es fácil, y más si le agregamos la carga de las complicaciones diarias.
Sin embargo, existen alternativas a la hora de querer cambiar nuestra monótona y aburrida vida de pareja y salir adelante: para ello es importante aceptar que el pasado no se puede cambiar, aprender de los errores cometidos, analizar el presente y decidir trabajar para el futuro, este es un buen comienzo; sobre todo para aquellas parejas que se niegan a que el paso del tiempo opaque el amor.
La verdad es que siempre existirán obstáculos que superar, pero de eso se trata el amor, de asumirlo con todo y sus retos. La estabilidad de la pareja es frágil, incluso para quienes la construyen sobre bases sólidas.
La falta de delicadeza, de ternura, de detalles; la incomunicación, la desconsideración, son pequeñas agresiones que deterioran el vínculo amoroso.
Y un amor que no se cuida empobrece y puede ser atacado por el virus del desencanto, el aburrimiento, el desinterés sexual y muchos otros conflictos cotidianos que terminan por arruinar la relación de pareja.
Es importante detectar los problemas en sus inicios y atacarlos con la comprensión y el diálogo. Entender que la mejor manera de evitar la rutina es conservar el interés por el otro, por la intimidad y dedicarle tiempo a la pareja.
A veces creemos que tenemos cosas más urgentes que resolver, y poco tiempo para hablar con la pareja y para dedicarle una parte del día a nuestra intimidad. Y al final, siempre terminamos postergando ese espacio dedicado a nuestra pareja, o lo que es peor “hacemos el amor” como si fuera una actividad más a cumplir en el día y no como una expresión de deseo y amor.
La solución esta en que los dos se propongan hacer un cambio y hacer todo lo posible para intentarlo. Aprovechar ese ratito en que los hijos/as no están en casa y hacer el amor, esto puede resultar muy excitante para los dos. Así como también resultará estimulante dejar por unas horas a los chicos con los abuelos o amigos para disfrutar de una salida como si fueran novios.
Sólo es cuestión de poner en marcha la creatividad y la imaginación; si los dos se comprometen y se dan permiso para volver a jugar y a sorprenderse, ya habrán dado el primer paso para ganarle a la rutina.
SUERTE!!!

¿Nuestra media naranja?

Claudia Campos. MHS

La pareja ideal no existe. Muchas de las causas de frustración y separación nacen cuando las personas descubren que el príncipe azul o la princesa encantada son seres humanos comunes y corrientes que no necesariamente ven el mundo como nosotros. Aprender a conocerlos y a amarlos es parte fundamental de la construcción de un vínculo estable, duradero y enriquecedor.
¿Alguna vez le han dicho que usted es la “media naranja” que estaban buscando? Cuidado. Sin darse cuenta están desconociendo que usted es una persona completa, un mundo independiente, aunque con necesidades. Esperan que usted sea el complemento de “otra mitad”, que definitivamente tampoco es el suyo, para entonces ser la naranja completa y alcanzar la felicidad.
Muchas parejas se casan con el error de las típicas frases “Eres mi otra mitad”... “Encontré mi media naranja”... pero la gran mayoría no piensan en encontrar la mitad que les falta, sino en hallar su igual, esa persona que hace todo lo que él o ella hacen, y también tiene sus mismos gustos. Después, con el paso del tiempo, viene la desilusión que hace que muchas parejas decidan separarse, aunque también muchas otras prefieren buscar ayuda profesional antes de renunciar a la relación.
La verdad es que cuando se está enamorado, no se tienen necesidades. Todo está a la medida de lo que se quiere y necesita, pero es probable que lo que antes se veía como cualidad en la pareja, se transforme en defecto, porque efectivamente, en ese pequeño mundo pero completo que es cada persona, hay defectos y cualidades, pero también necesidades.
Necesidades afectivas, sexuales, de comunicación (verbal y no verbal), de sociabilidad, de independencia, manejo de finanzas, de definir un rol en el hogar, son algunas de esas necesidades que la mayoría de las personas tienen, pero que nunca se expresan, porque generalmente el portador no es consciente de que las tiene. En realidad el reto de amar sin perder la individualidad, significa no permitir que lo absorban, ni pretender poseer al otro. Significa permitir que ese otro a quien amamos sea el mismo e independiente.
Al respecto Fritz Perls un famoso terapeuta, plantea el asunto de la independencia con gran claridad, para muchos puede resultar duro o “poco romántico”, pero debería ser una realidad.
“Yo soy yo y tú eres tú
Tú haces tus cosa y yo las mías.
Yo no estoy en este mundo para llenar todas tus necesidades y
tú no estas para llenar todas las mías.
Donde nos encontremos y tengamos algo en común,
¡maravilloso, disfrutémoslo!
Donde no nos encontremos ni tengamos en común,
tratemos de entenderlo y respetémoslo.
Siempre podemos estar construyendo, poco a poco.

martes, 1 de abril de 2008

Cuando el amor se acaba

Claudia Campos. MHS

La gran mayoría de las mujeres cuando nos enamoramos y tenemos una pareja, creemos que es el amor de nuestra vida, que será siempre él, solo él y nadie más que él. Por eso cuando la realidad golpea a nuestra puerta y ese” él”, nos dice adiós, rompe no solo nuestro corazón, sino la fantasía, el sueño y las creencias que desde niñas nos inculcaron: un amor para toda la vida.
Y es que nunca o casi nunca nos hemos puesto a pensar que amar conlleva un riesgo, el riesgo que da las mismas características del amor. Un amor cambiante, insaciable y móvil. O como lo define Florence Thomas Psicóloga y feminista Francesa “un amor nómada, aventurero y solo excepcionalmente, para siempre”.
Por eso saber decir adiós y entender que ese hombre que idealizamos junto a nosotras para toda la vida, ya no estará allí y que tenemos que dejarlo ir, es una prueba titánica y desmesurada para cualquier mujer.
Saber terminar es saber decir adiós sin odio. Es aprender a recordar sin rabia y con nostalgia porque esa historia que esta llegando a su fin estará ahí para siempre y habrá que saber vivir con ella, a pesar de ella, e incluso, gracias a ella.
Saber que cada historia de amor que vivimos se inscribe en la memoria pero también en el cuerpo y no será posible olvidarla nunca.
Que en la medida que existan más mujeres capaces de “existir” por si mismas, habrá menos dolor ante la ruptura, menos traumas. Mas entendimiento de que ese hombre que ya no las ama, no es un desalmado, tan solo es un ser vivo, un hombre cobarde tal vez, pero vivo. Saber terminar es haber entendido que amar es un riego y que ese riesgo volverá a estar presente en su vida antes de lo que usted se imagina.

miércoles, 12 de marzo de 2008

¡Miedo al sexo!

Claudia Campos. MHS

Una importante barrera que no permite disfrutar a plenitud la sexualidad, ni entregarse al placer sexual en su totalidad, se llama: miedo.
Miedos ocultos, que son vagos y no razonados, pero no por ello dejan de ser reales para el que los padece.
Miedo a lo religioso, a la crítica, a la entrega, a la concepción, a la intimidad, a expresar los sentimientos por temor al rechazo, y un profundo miedo de no estar a la altura de lo esperado, en una relación sexual.
Pero la verdadera razón de la insatisfacción radica en el miedo; emoción que bloquea a las personas y ocasiona un fuerte conflicto emocional y mental, pero también determina importantes cambios físicos en el cuerpo. Cuando una persona tiene miedo, éste lo puede llevar a conductas de evitación, protección y huida.
Los miedos, pueden tener varios orígenes. Por ejemplo: un hombre que ha tenido problemas de erección o de eyaculación precoz, el temor a un nuevo fracaso, lo introduce en un espiral descendente, donde el miedo que siempre esta presente dispara la adrenalina, con lo cual nuestro sistema sexual se ve afectado, y lógicamente la disfunción sexual, vuelve a repetirse. Ya que una persona asustada, pone en marcha unos reflejos que provocan la secreción de adrenalina, lo cual de inmediato le da la energía y la fuerza para reaccionar ante el peligro. Otra acción de estos reflejos es la de alejar la sangre de los órganos digestivos y reproductores, interfiriendo así en los reflejos que producen la erección y el orgasmo. La adrenalina en este caso funciona como un inhibidor, que afecta los mecanismos sexuales, y que causa estos trastornos.
En el caso de la mujer, el mecanismo es el mismo, y su consecuencia es la incapacidad de lograr un orgasmo (anorgasmia).
De cualquier modo, se debe tener en cuenta que si el miedo esta interfiriendo con nuestra vida sexual y de pareja, es necesario contar con la ayuda de un especialista y sobre todo, ser conscientes de la importancia que un adecuado tratamiento tiene en nuestra calidad de vida y adoptar un tratamiento en el menor tiempo posible.

No quiero perder mi libertad

Claudia Campos. MHS
El temor a perder la libertad, se presenta como uno de los principales impedimentos para formar una pareja en la actualidad. La responsabilidad, de llevar adelante una relación tanto para los hombres como para las mujeres, los lleva casi al pánico, los paraliza, hasta el punto que prefieren dar por terminada la relación, antes que continuar pensando en establecer una relación formal. Pero, ¿Qué se esconde detrás de ese miedo, cuál es la libertad que se pierde? Y es que hasta hace unos años todo era más fácil, se llegaba al casamiento y todos sabían los pasos a seguir. El hombre al trabajo, la mujer en la casa; luego la llegada de los hijos, la educación y… Así transcurría la vida en pareja.

Pero todo ese mundo predecible quedo atrás, dejó de funcionar, las formas de amor que vivieron nuestros abuelos y/o padres cambiaron. Las parejas de ahora no son como las de antes. Hoy en día, muchos matrimonios deciden no tener hijos. Muchas mujeres deciden tener hijos, solas. La gran mayoría de mujeres trabajan igual o más que los hombres. Muchos padres que se divorcian deciden hacerse cargo de sus hijos. Las mujeres salen solas con sus amigas. Los hombres con sus amigos. Son muchas las formas de relación que existen.

Entonces ¿por qué el miedo?, si la relación, la libertad, puede abordarse de múltiples maneras. O será que la verdadera razón es el miedo a la responsabilidad y no necesariamente la económica; miedo a la responsabilidad del amor, a la lealtad, a la solidaridad. O miedo al fracaso en una sociedad donde se valora el éxito y el triunfo.
Y es que si de antemano estamos sintiendo temor a que la relación deje de ser lo que fue en sus comienzos, seguramente esa relación fracasara. Pero si logramos entender que las personas estamos en constante cambio y que la necesidad de las personas es en un momento de sus vidas de una manera y con los años de otra; esto hará que perdamos el miedo y aceptemos que cuando uno cambia, cambia la relación.

lunes, 10 de marzo de 2008

Había una vez...

SEXUALIDAD Y MUJER

Claudia Campos. MHS

"Había una vez..."
Durante muchos años nos educaron contándonos cuentos acerca de mujeres que dormían un largo sueño hasta que un varón, príncipe y valiente, llegaba; se acercaba, nos veía "hermosas", nos tocaba con su varita mágica y solo entonces nosotras, mujeres, comenzábamos a vivir... "
Y se casaban, eran felices y comían perdices”. En general el cuento terminaba allí.
Por otra parte la realidad era que si alguna de nosotras quería estudiar mas allá de nuestra escuela primaria o secundaria, nuestros padres, "que sabían", nos miraban sonrientes diciéndonos: " Una mujer no necesita saber, estudiar no te servirá porque pronto te casaras y tu principal función estar en atender a tu marido. Siempre es mejor no saber mas que él, tener hermosos hijos y educarlos"... Quiere decir que somos educadoras sin formación, transmisoras de conceptos sobre los que no hemos reflexionado y que en general perpetúan valores que a nosotras, las mujeres, nos disminuyen, nos esclavizan y nos hacen sufrir.
Me pregunto, ¿si estaremos criando a nuestros hijos e hijas en forma diferente en contenidos y formas a los que fuimos criadas nosotras? Pues durante siglos nos creímos todos esos cuentos en los cuales el varón nos daba vida, alegría, placer, conocimiento de nuestro cuerpo: el nos daba un beso y algún resorte nos hacia mujeres muy felices para siempre...
Por fortuna este cuento se acabó. Y se acabó porque la vida, la realidad, nos hizo sentir y saber de manera muy diferente: no hay príncipes, ni los queremos. Los varones no siempre nos hacen vibrar porque saben muy poco de nosotras como personas, de nuestro cuerpo, y de nuestras reacciones. Porque para algunos de ellos, hasta ahora, somos algo así como complementos que necesitan para crecer mejor en lo público y para ser mejor atendidos "por empleadas" en lo privado.
También hemos comprendido que para nosotras estudiar es muy necesario y que hay que terminar con la injusticia de que en el mundo de cada 100 analfabetos alrededor de 70 son mujeres, que para educar hay que tener acceso a la educación en todos los niveles; que hay que erradicar todo analfabetismo, incluso el sexual.
Nosotras las mujeres perdimos conciencia de nosotras mismas, lo que queremos, nuestros deseos, nuestro crecimiento, nuestro cuerpo, para ser "despertadas" por otro y ser "despertadoras" de otras personas.
Este mundo nos da miedo, pertenezcamos a la clase social a la que pertenezcamos: el mundo público nos es desconocido.
Por eso debemos luchar para integrar nuestra vida privada a nuestra vida pública. Porque lo privado también es político. De nada sirven las reivindicaciones que se obtengan en el afuera si no se modifica la relación en el seno de la familia: "Democracia en la calle y en la casa".
Debemos luchar para derribar mitos: hacernos personas completas y que no sigamos creyendo los cuentos que nos contaron y nos cuentan: para de esta forma recorrer el camino junto a otros creando un mundo diferente, donde la paz, la igualdad, la justicia y la solidaridad sean los valores fundamentales para hombres y mujeres que conocemos los derechos humanos que nos corresponden.

miércoles, 5 de marzo de 2008

Intimidad y Amor: Cuestión de piel

Claudia Campos. MHS

Cuantas veces Ud. ¿ha sentido una profunda necesidad de estar a solas con su pareja? ¿De estar completamente lejos, sin nadie interponiéndose entre ustedes? ¿Inclusive sin sus hijos?
Pues bien es precisamente este espacio de intimidad el que las parejas debemos buscar para fortalecer la relación, es un aspecto indispensable en la construcción de una pareja sana y satisfactoria. Es poner en orden nuestras ideas, nuestros sentimientos e ilusiones. Buscar momentos de intimidad para expresar el amor o para conversar o para jugar o simplemente para pensar y meditar.
Es cierto que la socialización, el compartir con amigos y amigas momentos que nos saquen de la rutina, es un aspecto importante para muchas parejas; pero cada vez con mayor énfasis, muchas parejas desean tener momentos de intimidad y soledad.
Pero ¿se ha preguntado qué significa para Ud. y su pareja la intimidad?
Para algunas personas tener momentos de intimidad significa: Compartir y saborear las cosas de la vida con esa persona especial; una cena, una película, una chimenea encendida, un vino. Para otras es estar a solas seguros de su privacidad, para hacer el amor. Tener un territorio donde los demás no tengan acceso. Puede ser un espacio de ideas o emociones o pequeñas cosas compartidas, un refugio de las alegrías de la vida, un privilegio de soledad, un sueño entre dos.
O como lo dice el escritor Robert Sternberg en su libro El triángulo del amor; la intimidad se refiere a aquellos sentimientos dentro de una relación que promueven el acercamiento, el vínculo y la conexión.
O la definición dada por H.S.Kaplan, especialista en temas de sexualidad y pareja cuando dice que la intimidad es “un lazo afectivo... que incluye una preocupación mutua, responsabilidad, confianza y comunicación”. Y yo añadiría que la intimidad aparece cuando tocamos y nos dejamos tocar, sin miedos. Cuando sentimos que se puede ser realmente quien se es, sin mascaras ni convencionalismos.
Una intimidad que es más cuestión de piel que de sexo, donde la necesidad de contacto corporal predomina sobre las exigencias genitales.Claudia CamposPara comunicarse con Claudia:ugarcamp@hotmail.com
240-426-3756